Autor: William Shakespeare

 

Finalmente Shakespeare

Y si, finalmente nos decidimos a hacer una obre de Shakespeare. Después de todos estos años, le llegó el turno nomás. Hacer clásicos siempre supone un desafío, pero también una cierta tranquilidad, ya que la eficacia de la obra está más que probada. Ahora solo falta representarla dignamente acorde a su trascendencia (¡chan!). Por eso hacer una obra de Shakespeare siempre representa no solo ese desafío, sino un gran riesgo y un placer al mismo tiempo. Es imposible no caer subyugado ante cualquiera de sus obras que han sido representadas infinitas veces a lo largo de la historia. Entonces, ¿cómo hacer para no “repetir” una puesta, no imitar el trabajo que muchos han realizado anteriormente? Quizás la elección de “Sueño de una Noche de Verano” haya sido justamente porque resume de alguna manera “nuestro sueño”, el de hacer un Shakespeare a nuestra manera, ni mejor, ni peor. Tan solo nuestra. Y en esta ocasión, me pareció interesante rescatar la anécdota de que Shakespeare escribió esta obra por encargo, para la celebración de una boda. Por eso intentamos meternos por un rato en su cabeza, tratando de imaginar a ese William atribulado y preocupado por cumplir con ese encargo, y que vencido por el cansancio se duerme y sueña literalmente su obra. En esa cabeza conviven también los otros personajes de sus obras que irrumpen en medio del sueño apareciendo y desapareciendo arbitrariamente sin ninguna justificación. Ahora, amigos, todo lo que haya para decir lo van a ver en el escenario. Gracias por acompañarnos en este “sueño”. El resto… es silencio.

 

Carlos Kaspar

 

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